La nostalgia se sentó a mi puerta
en forma que aparenta inesperada
se pasó la mañana allí sentada
callada y sola y sin decir nada.
Con el tiempo llegó doña tristeza
y tras contemplarla se sentó con ella,
hablaron de los cambios del contexto
y pronto se unió la desesperanza.
Y mas tarde apareció la duda
cargada de rencor, llena de celos
y entonces desde adentro con denuedo
el sabio corazón cerró la puerta.
Ramón Oviedo
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