¡Oh, siglo de las luces!
De tantas que los hombres están ciegos
han enfriado el amor
y sus guías son miopes de espíritu.
Siglo de Hiroshima y Nagasaki
donde solo crece el polvo
donde nuestra madre
lamenta una gran llaga:
allí mueren hasta las rocas
las flores han perdido territorio
donde se degeneró la imagen
del hombre y su tiempo.
Los genes del silencio se transmutaron
hoy sólo hay rostros mudos
lágrimas que se helaron por el fuego
ante las muecas solapadas de los niños.
¡Oh, siglo de cien panes duros!
Siglos de mitos de amor.
Hombre de este siglo
proyecto de robot de hierro frío.
Llegará en día en que las bombas
tendrán su propio abecedario
-se transmutarán las letras-
en la cosecha de bombas H
se hallará la muerte sin su capa
con su hoz de dirigible y átomos quebrados.
Poco después se dirá de la libertad:
“fue el privilegio de los abuelos”.
¡Oh siglo me duele vivirte
me desgarras las células
desvaneces mi sangre en turbulencias
me dueles en los costados y el vientre!
Las raíces de los árboles ya no son las mismas
el aire ha mudado su aliento casto
las sinfonías se ahogan
los pájaros no son aéreos
los peces no son acuáticos
todo es un desequilibrio doloroso.
Y ahora que el mundo tiene sueltos
algunos de sus pernos
hay poco que armar
en el rompecabezas de los siglos
el corazón de los vivos sigue latiendo
ahora que hasta las flores son metálicas
hay muchos que estamos muriendo.
y seguiremos muriendo
hasta la resurrección de los tiempos.