Eduardo A

LiberaciĆ³n

Transitamos por la vida sin vernos

quién, cómo, cuándo o porqué, no están para

extender nuestra visión limitada.

Solo aprendimos a desconocernos.

 

Si tan solo me animase a rozarla,

desconociendo esta frágil coraza,

sudario de prejuicios que me envuelve,

caería el hechizo y sería otro.

 

Hay tanto por ser, que me estrujan contra

la fría pared de miedos ajenos,

¡Fuera! Basta ya que muero impotente

 

No resistiré. ¡Caerás! Uno a uno

cortaré los hilos de la mentira

Desnudo viviré, no he de morir.