Raúl Daniel

Amor Demente (Denisse)

Amor Demente (Denisse)

 

Hoy te descubrí, Denisse...

y estoy ansioso por hablar de ti;

(tantas veces mi ilusión dibujó tu rostro

en la espesura de la soledad nocturna).

 

Tu marco: un río ancho, una campiña,

pájaros y orquídeas...

tu vestido: de seda blanca con volados celestes;

una cesta con frutas:

tu boca... tus dientes...

 

Mis ojos expertos de marino errante,

cazador, descubridor,

perseguidor de soles y estrellas fugaces,

adivinan el rubor que te provoca

mi mal disimulada intención

(perceptible, seguramente, en mi semblante).

 

Hoy te quiero hablar de amor

(aunque aún no lo he bien aprendido),

sólo soy un empedernido soñador

en lucha permanente por cambiar su destino,

su sino inevitable... ¡el siempre repetido error!

 

De rojo, de pronto, se vuelve el aire,

(todo, en realidad, se pone rojo),

yo despojo mi alma de maldad,

pero, sin fe, no consigo luchar

y desmayo una vez más.

 

Te pierdo, Denisse...

como a todo en la vida;

sólo una ilusión más,

pura y a la vez atrevida...

 

En mis lucubraciones,

observando el rubio licor

que el cristal tallado

aprisiona al calor de mi mano,

sonrío a tu cara redonda y blanca,

deleitado con los finos hilos de oro de tu pelo,

tu pelo rubio y crespo...

tu cuello, tu rostro, tu cuerpo ideal,

perfectamente, en mi copa de cristal,

imaginados...

 

Adiós, Denisse, hasta mi próximo desvelo,

cuando mi romanticismo enfermo

y una copa de licor

te traigan a mis sueños...