Diaz Valero Alejandro José

El sol en los cafetales (Cuento)

En un hermoso cafetal el sol brillaba cada mañana. Él sabía que sus rayos luminosos eran necesarios para que los cafetos pudieran crecer y dar su sabroso fruto, y por eso brillaba más y más.


Las montañas no entendían cómo esos frutos rojos del cafeto que crecían bajo la mirada sonriente del sol, podían dar esa bebida de color oscuro que tomaban los abuelos y otras personas de la casa.


El sol en esas zonas tropicales brilla más radiante y eso hace que los cafetos crezcan y se desarrollen para dar sus apetecibles frutos colorados, eso lo sabía la montaña, pero seguía con la duda sobre la bebida del café.


Amigo sol, sácame de la duda, le dijo la montaña, porque he preguntado la razón a los cafetos y no me han respondido nada, son muy tímidos y no les gusta hablar con las montañas.


Escucha amiga montaña, le dijo el astro rey.


Yo brillo en los cafetales y con mi energía ellos crecen y dan sus frutos. Pero allí no termina mi trabajo, luego sigo brillando para que esos frutos una vez madurados y cosechados sean tostados bajo mis rayos, es allí en ese momento cuando cambian su color de rojo a marrón, o como ya es conocido en todo el mundo como color café.


Una vez tostados son molidos y convertidos en polvo, el cual es utilizado para hacer la infusión oscura, que es una bebida muy famosa en muchas partes del mundo que por sus efectos estimulantes muchos aseguran que quita el sueño.

¡Oh qué interesante! dijo la señora montaña, gracias señor sol por su valiosa información.

Y los cafetales que estaban silenciosos y atentos a las explicaciones que el sol dio a la montaña, sirvieron sonrientes unas tazas de su mejor café para el deleite de sus dos amigos.
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero

Bajo EL Número 55620314

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Maracaibo, Venezuela