El tiempo pasa, no duerme ni descansa…
Convive libre con el espacio eterno,
Corriendo cada hora siempre nos alcanza
Para conducirnos hasta el mundo alterno.
Los filósofos no dejan de pensar
Como ganar contra el tiempo la carrera,
Pero no pueden hacerlo regresar
Cuando se les pasa de cualquier manera.
El espacio ríe sobre las ideas
Para recordarle al tiempo lisonjero,
Que lo acompaña en todas las mareas
A través de las eras, dueto viajero,
Barriendo en pareja todos los escombros,
Que no sólo como él, es infinito,
Sino que carga sobre sus anchos hombros
El futuro del cosmos, legado bendito.
Entonces, sin más aspavientos, el tiempo,
Tan cuerdo y proverbial como Matusalén,
Se acerca a mí sin ningún contratiempo,
Como un día Jesús llegó hasta Belén…
Así como me muestra en silencio, al verme,
Le enseña con paciencia a la humanidad
Que todo acaba mientras él se duerme
En el aposento de la eternidad.
Siempre lo miro en constante movimiento,
No detiene su andar por ningún motivo,
puedo alcanzarlo, con el pensamiento,
Cuando la estela de su paso percibo.
Cada momento avanza de tal suerte
Con dolor y tristeza en nuestros corazones,
Todo cambia en el ser, menos la muerte,
Aunque recemos rosarios y oraciones.
Todo se transforma por obra del tiempo,
El espacio observa mudo porque advierte
Que nadie vive sin espacio ni tiempo…
¿Siempre será así? No sé, ni me divierte…
Todo es tan dulce cuando el amor navega
En los ríos del sueño y del sentimiento,
Cuando la pasión desbocada nos doblega
Sin dejarnos descansar por un momento
Todo es paz desbordada en los sentidos,
No se concibe la maldad en tu mirada,
Cuando te acaricio sintiendo tus latidos
Con mucha dulzura toda la madrugada…
En esos momentos el tiempo no existe,
Sólo es un pensamiento el que divaga
En la inmensa oscuridad y que consiste
En la rosa de los vientos que se apaga.
¡Necesito tiempo!, claman mis deseos,
Esos eternos inconformes me persiguen,
en todo instante me causan devaneos
Por eso pido tiempo cuando me siguen…
Para conquistar tu corazón y amarte,
el mundo entero ponerlo a tus pies
Para que comprendas que puedo adorarte
Más que a los dioses de antes y después.
José Bernardo Romero Núñez
BERNA