Ayer mi barca del puerto partió,
con rumbo desconocido,
una tormenta derivo,
y su mástil había partido.
Por las ondas marinas a una isla fue a parar,
compungida la han visto llorando,
a ella, no le enseñaron a amar.
y por eso abandonó su nido,
Una gaviota, contome su suerte,
lo abandonada en esa isla solitaria,
entregada está la muerte,
y no encuentra su salida.
Como un loco salí a buscarla,
por ese extenso mar,
era una noche clara de luna,
y a mi barca debía encontrar.
¡Ay… Pobre de mí barca¡,
pienso lo que habrá sufrido,
no pensé en la parca,
y a ella jamás olvido.
El reencuentro fue muy grande,
mis brazos se aferró llorando,
Eros, en el amor es quien puede,
y a mi barca, esa noche salí buscando.
Llorando me pidió perdón,
de lo mala que fue conmigo,
la perdoné por mi noble corazón,
y si me quiere,
seguiré siendo su amigo.
Los errores se pagan en vida,
nadie se puede salvar,
la juventud todo lo olvida,
y se apoyan en Dios, que sabe perdonar.