Amor Demente (Denisse II)
Denisse... se me ocurrió llamarte así,
nunca en realidad me dijiste tu nombre...
Yo te perseguí en la soledad de mis tardes
y en la sorda desesperación de mis noches...
En tu rostro, angelical, había
una explícita invitación...
la antigua invitación a la vida.
La flecha disparada al sol, al sol del amor...
(la flecha de mi hombría), no te alcanzó...
Distante, inaccesible, eres la ilusión,
la perfecta compañía,
la que conmigo sueña y se desvela,
real, pero intangible... etérea.
Vienes a mí cuando te necesito
y me das la paz que busca mi espíritu,
(tu sola presencia me la da)
conversamos, pero te vas... siempre te vas...
En mi desvarío grito tu nombre... ¡Denisse!,
pero me devuelven, las sombras, un silencio infinito...
Está gastando el invierno
sus últimos vientos fríos,
en el corazón de América del Sur
las lagunas, los arroyos y los ríos
se preparan para reflejar al amor,
que vendrá en miles de idilios...
(tomadas las manos),
muchos andarán por sus riveras...
Pero tú no estarás, así, conmigo...
sólo te veré en el cielo azul...
luminoso, de la primavera...
o tal vez en el espejo del agua, reflejada,
me devuelvas la mirada...
Y te amaré Denisse... igual,
¡no me importa nada!,
aunque seas solamente fantasía
en que mi mente desvaría,
te amaré Denisse...
más y más, cada día...