En la esquina de los puestos,
el clavel lucía encantador...
Resaltaba de entre todas las flores,
en espera de un corazón enamorado.
El clavel ansioso estaba,
en esa tarde de invierno;
que su dueño apareciera
para entregar con él su corazón.
Llegó su turno de irse,
a manos de un alma ilusionada,
que con cuidados constantes
hicieron retoñar nuevos claveles.
Pero, no fue suficiente!
con el tiempo perdió su fuerza.
¡Lástima¡ asi como la vida del clavel
fue corta, el amor se marchitó...
Como si ambos, hubieran hecho un pacto...
entrelazados por un sentimiento
que en su agonía se preguntaban:
¿Por qué duró tan poco?, quedando todo en el olvido.