¿Qué haces, alma mía, tan escondida?
¿Por qué no quieres hablar y yo lo escriba?
En estos días, la mente está de huida,
el barco, en alta mar, a la deriva.
La brújula que dirigía el timón,
la oxidó la sal y ahora no se mueve,
por frío, ya no duermo bajo del limón,
las nubes pasan altas, ya no llueve.
Quien lleva el timón, como los pájaros,
aprenderá a guiarse por las estrellas,
por ser noche, se pisarán guijaros,
aquello que embona, ahora hace mellas.
El silencio guardado dentro, cura,
empieza a apaciguarse la necedad,
panteón de vida, tiene sepultura,
trascender recuerdos, a cualquier edad.
Me doy cuenta, al mirar a la ventana,
una multitud de insectos alados,
minúsculos sueños, nueva mañana,
la vida en plenitud, por todos lados.
EL POETA DEL AMOR. 2012.
CABO SAN LUCAS, BCS. MÉXICO.