Damian Santarossa

Diván (Relato)

 

Un silencio de ascensor. 8vo piso. Apenas se escucha una radio. Habitación de 4 por 4, un ventanal lo bastante amplio cae al vacío, a través de él se pueden ver terrazas, un extenso horizonte de edificios. Paredes blancas lisas, en una de ellas cuelga un cuadro (no le encuentro sentido). En un rincón un sillón que a vista parece muy cómodo, de lado una mesita estilo ratona, una caramelera, 17 horas, el reloj. Analista, enfrente el paciente y una pregunta: “¿Cómo es tu vida?”

 

Mi vida es muy simple, creo yo, tal vez particular, pero la vida de quién no es particular. No digo que soy feliz, tampoco que no lo soy, y pensándolo bien, es un poco de las dos. Parezco ocupado, aunque a veces lo este y no parezca, porque a veces el tiempo es tirano, como yo. Vivo una fantasía aparte, mejor dicho en dos realidades. Una ideal y la real, que de acuerdo a como pinte el día, la realidad es muy cruda, y ni hablar de un paralelo que hasta puede hostigar con su oscuridad. Es raro porque no sufro la vida pero tampoco soy conformista. Es cierto que la gente me aburre, los días de la semana aburren, escribir descontentos me aburre, más tampoco soy tonto y me percato en pensar que pueda ser yo mismo el que aburre. En fin, vivo una vida como cualquier otra, como una vida de tiempo promiscuo.

 

17:35-17:40hs. El mismo ascensor de ida, el mismo silencio con que sube, vuelve a bajar.