Caigo, muero, desaparezco.
El silencio se hace mío,
y mis ojos grises se cierran.
Bailo con la muerte
hasta que amanece,
y nos marchamos
hacia otra noche más.
¿Sabes que es lo más hermoso
de toda esta oscuridad?
que aun así puedo ver tu rostro,
no así sentirte, rozarte.
Seguiré marchando,
danzando en el olvido.
Y aunque nada va a quedar,
sabrás que estoy ahí, con el viento.
Lemos Maximiliano Daniel.
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