Apuesto diez; a la carta más baja,
a las piernas que ayer me deslumbraron,
a pulmones que siempre respiraron,
a mi presente que hoy se desquebraja.
Juego cien, a la risa más eterna.
Madrugadas con delirios y espejos.
Esqueleto mojado sin los huesos.
Resucita mi otro yo; -el de la caverna-.
Me juego mil a ángeles caídos
A dioses llorando con pies de barro
Latidos latiendo de madrugada
Pierdo todo; hasta el último guijarro
Y pese a quien pese; he sobrevivido
sólo con susurros cada mañana.
bakunin68