Dolor de parto
Palabras de un dolor inaguantable,
cual heces en la flor de la hermosura,
cual ángeles que van a la basura
por no encontrar un gesto más amable.
Miradas de rencor, púas de sable
allí donde el herido quiso cura,
allí donde sobraba la amargura
y a nadie le importó el filo imborrable.
Pamplinas de la luz, tiempo admirable
que en vez de progresar con la cultura
a su barranco va sin tener cable.
Caemos todos ya, no hay más ternura,
y sólo hay un hedor más execrable:
el silencio que abrió tu sepultura.
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20 03 14