Con obsesión de fetos que vuelven al ombligo
por camino tortuoso, con andar de cangrejo
clavándose los cardos y espinas del camino
tragándose la vida en el humo de un cigarro.
Una llanura limpia y verde ante sus ojos
luciérnagas por miles alumbrando las noches
y ellos que se dan vuelta melancólicos, tristes
sin esperar más nada, casi desesperados.
Difícil dibujarle los ojos en la espalda
para ver adelante ,para ver el futuro
Difícil ayudarlos ante sus negativas
si el idioma no entienden, si no tienen oídos.
Por eso los vagones flacos van de creyentes
y los andenes llenos de amargura se quedan
y decimos adiós con el alma y la vida
y llevamos la vida en nuestra voz cantante.
Solo algunos eligen no morir convertidos
en estatuas de sal.
andrea