Se intensifican los primeros hálitos del otoño
con un ruido famélico y distante.
Tropezándose, las raíces ciñen a sus rostros mustios,
el marchitar peculiar del color.
Infaustos derroteros se vuelven a mi,
vectores de amaneceres en desuso.
Esta ves el tiempo me desliza hacia la contienda.
Otra ves la tinta será escondrijo.
Comienza…