POEMA NUMERO 1
La vida maldita que nos aprisiona,
Que nos debilita,
Que nos atrapa,
Que no nos deja ir…
Nos oprime,
Nos desgarra,
Nos mutila,
Nos desangra
Cual vil sanguijuela,
Nos encierra
En nuestros sueños,
Esperanzas
Que se llevan
Esas sonrisas
Y esas lágrimas.
Anhelos olvidados,
Aprisionados por las garras
De las llamas que nos rodean…
Paisajes perfectos,
Añoranzas perdidas
En cárceles de olvido,
Melodías detenidas
En el paso de la melancolía.
De la melancolía
Y la nostalgia
Que la vida misma
Nos ha arrebatado,
Que con el paso de los años,
A los sueños a matado.
Muerte que nace de la vida,
Vida que nos arranca los suspiros,
Suspiros que nacen
De lo más profundo del ser…
Vida que nos vio nacer,
Muerte que nos petrificó la piel,
Espíritus trotamundos
Que nos rodean deambulantes,
Esperanzados
Porque nosotros seamos
Sus mensajeros terrenales.
Putrefactos sentimientos
¡Yacientes e inertes!
Confundidos con el deseo
De renacer perpetuamente.
Escrito por: Andry Oliveros y Alejandro Golcher. ®
Derechos Reservados ®
POEMA NUMERO DOS
CRÓNICAS DE LA VIDA Y LA MUERTE
Mil interrogantes vagan por mi mente
tratando de exponer lo que alma espera,
la vida se ha convertido en una ramera
nadie anida el sentimiento inerte.
Como la vida misma inicia la muerte,
entre la penumbra.
Las luces y las sombras
con las que nadie se conforma,
siendo unidas hacen un ser fuerte...
Fuerte como el acero,
Capaz de luchar contra sus demonios,
Capaz de morir por amor,
Matar por lealtad.
Enfrentar cualquier adversidad;
Tan frágil como el rocío de las flores,
Dócil como el susurro
de un último aliento de vida.
Delicado como el más tierno
de los versos que salen del corazón.
Así es la vida,
así es la muerte,
Nacemos para morir
o morimos para vivir...
La vida misma es confusa,
la muerte es infinita,
vástagos me añoran,
muchedumbres se congojan,
La conciencia se me debilita.
Mil figuras se retocan
por las calles de mi añoranza,
andrajosos seres inmunes,
se volcan en sufrimientos,
Esperanzados por la semblanza.
La muerte...
Tan compleja,
Tan poderosa,
que el mas fuerte
de los guerreros le teme.
Todo sucumbe ante su encanto,
ante su belleza que te arrastra,
te seduce,
te envuelve,
Te lleva,
mas nunca te hace regresar...
La vida pareciera un sueño
o una pesadilla
del cual muchos somos esclavos.
Todo es tan confuso,
los sueños parecieran una realidad,
La realidad pareciera un sueño tan irreal...
Tan abstracta,
inexistente.
Doblegados por las pasiones,
marchan encadenados
los hijos de Eva
y los hijos de Adán...
Martirizados por sus memorias muertas,
con los ojos nublados de locura.
Con esa locura o demencia,
que sucumbe con la esclavitud
a los débiles e inocentes,
que reflejan temores inexistentes,
que se mofan los labios
adictos al poder,
Que se agrietan con el tiempo
que ha pasado por la vida.
Que la muerte es mezquina,
se enaltece con la debilidad,
debilidad provocada por las dudas
y por la inestabilidad emocional.
Epitafios...
Escritos en dóciles
cabeceras de mármol
que anuncian el final.
El final de la vida,
de la esclavitud.
Lágrimas,
sollozos acompañan
al nuevo guerrero de la luz,
Quien no sabe si reír
o llorar ante su nueva vida.
¿Vida?
Si!!!!
Su nueva vida
lejana de tanta locura,
de tanta amargura,
de las cadenas de la piel,
Del peso de los pies cansados
sobre la ardiente pavimento
de la selva de concreto.
El hijo de Adán
es recordado por sus buenas acciones,
Aunque los demonios
hayan hecho un ser
abstracto despiadado.
Las hijas de Eva,
Visten de blanco
aunque su corazón
haya sido negro,
como la más obscura noche,
fría y sin luna.
Análisis nauseabundos,
perplejos de intimidades,
mansalvas yacientes
en lúgubres inflexiones malditas,
predestinadas a dar sepelios.
Sepelios inmundos e infinitos,
sepelios hipócritas y satíricos,
de un universo malogrado,
con un fin expuesto
que no tiene variaciones
que no tiene soluciones.
Que la vida o la muerte,
son solo estados mentales,
que la vida o la muerte,
son inexistentes o son inmortales.
Escrito por: Andry Oliveros y Alejandro Golcher. ®