Me desvelo todavía preso de sosiego
encadenado a nuestro amanecer,
donde bienvivía en tu corazón
sin ningún temor.
Aunque entiendo los vaivenes de mi ego
y cuando estoy a punto de desfallecer
me pierdo en la mar de mi desazón
a buscar tu calor.
Pero naufrago en la tormenta de fuego
que es tu recuerdo que me canta “Volver…”
que es mi olvido que ignora mi pasión
y mi valor.
Puse todas nuestras vidas en juego
cuando elegí mi no te quiero querer
sabiendo que era la mayor declaración
de amor.
Versos Entre Dos Orillas.