Nada,
Nada, es más hermoso que tu risa,
Y el brillo inmenso de tus ojos…
Nada,
Nada, en el pulpito de la vida
Que consagra la fe,
Como el gorrión que posa en la rama
Y canta con fuerza en la mañana,
Rezumbando en el silencio,
Con cantico de alegría.
Nada,
Nada, es más traslucido que mi conciencia,
Que entre la falda de la montaña
Y ese bordillo de tinieblas
Los rayos de luz dejan ver,
Que belleza, que belleza
Entre rosas lo más predilecto y deseado,
Nada,…
Es más hermoso y sensual
Que tus piernas al caminar,
Rebotando entre nubes
Como cascada al sonar
Caída de agua
Armoniosa, como cantico
De sirena
Que encanta mis oídos
Y me deja en el olimpo.
Nada,… nada,
Tendría el predilecto de estrechar tu cuerpo
Quedando impregnado de ese rico hedor,
Nada,
Tiene más valor que tú,
Si en tus ojos, son como el agua cristalina
Dejando refleja, El deseo de Cupido,
Deseo que me invade cada día,
Desesperante,
Como la rasquiña.
Nada, quita la sed del sediento que el agua,
Al tocar sus labios sediento.
Senos, senos tan cálidos y suaves
Que amamantas y en tus pechos se mantiene la vida
Vida del infante que un día veras crecer,
Leche que sustenta
Como la madera firme, como el cimiento
De biga, que se da
Con ese amor maternal.
Acurrucadme entre tus brazos
Y dormidme en tus pechos
Abrazados con el fuego cálido
De nuestros cuerpo.
Como la estilla que arde
y se esfuma al tronar con el sol.
Crepúsculo que con las últimas lágrimas de luz
Dejan ver tu silueta,
Tan ceñida y esbelta, acariciada por la seda
Que ninfa de mis sueños,
Diosa de la naturaleza
No me dejes morir
Sin probar
Esos labios candentes
Que os deseo tan fervientemente.
Nada me haría más feliz
Si nada nos separara
Si la distancia no fuera nada
Nada en el cáliz.