No recuerdo si los golpes
están a mis pies o todavía se pasean
por mi resquebrajada reminiscencia.
Los años pasan cual reloj de bolsillo;
hay un mensaje en el agua
y resonancias
que no tienen nada que ver
con el entendimiento.
Ya no recuerdo si fue ayer o anteayer
cuando vino a mí el círculo de restauraciones
para manifestarme que tras esta vida
tendría que acostumbrarme
a una aureola de exiguas emociones;
no sé…, y sin embargo la edad llega
con raspadores y caricias,
con huellas de dedos seccionados
y esperanza que fue infancia.
No recuerdo si los golpes
me enseñaron todo lo que hoy sé.