La cadena
No te detengas, dijo el monte detenido,
yo quise ser oleaje y me hago arena,
ser luna y es la luna quien mi pena
recoge con su guante y con su olvido.
No pares, dijo el lago, ya extendido
en su cuenca, soñando ser sirena,
llorando, inmóvil, fijo en su condena
y extraño en su reflejo suspendido.
No mueras, dijo el muerto, ya perdido
en su ataúd, su cirio y su verbena,
ya muerto y para siempre sorprendido.
No paro, monte soy y luna llena,
soy ola y lago, alarma, vida, y pido
que, al yo partir, tú sigas la cadena.
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21 03 14