Como una ofrenda iluminada me alegra tu sonrisa
y el eco que retiene va al alma mía.
Tierna, entre las hojas, te resguardas de mi vista,
te vuelas como airosa y te pierdes en la brisa,
y aquí, entre mis brazos, callas y persignas.
Mi cuerpo se complace, tu lengua te predice,
regresas nuevamente a que te atrape
y te atrapo, entonces,
como un labio que brotase de mi alma.
Me gusta el beso que es parte de tu ansia,
y lo alcanzo como alcanzo el paraje entre neblinas.
Cautivas mi sonrisa
y se llueve y se extiende sin que nadie la tocase.
Y luego que es devuelta,
suena un labio lo que al alma es caricia:
Mi alma, así encendida, retoza en tus delicias.
Salvador Pliego
Mi blog: http://salvadorpliego.wordpress.com/