¿Cómo olvidar una belleza sin igual?
No pretendo ser con estas palabras un estupido superficial, pero es que la verdad tu cuerpo era celestial.
De principio a fin era un deleite observar primeramente tu perfecto andar.
Más detenidamente contemplaba tu mirada que ahogaba el miedo que en mi se alzaba. Era tal el poder de aquél tesoro que hubiera dado mil de oro para conservarlo por siempre en mi mundo campestre.
Ha! que dicha recordar también tu sonrisa que sin duda con la brisa luces surgían de prisa y es que con ese gesto a todo hombre ponias contento.
Tu piel recordaba la blanca luna que a todo bebé arrulla en la cuna. Reluciente como pocas era para callar bocas, levantando envidias hasta de mujeres Libias.
Siguiendo con tu cabello que caía como un destello. Volteaban a verlo pues los rizos eran bellos. Era un despliegue de buen gusto que sobresalia que daba susto.
Despúes tu aroma, que fué una droga te lo juro. Mis sentidos no respondian y a cada rato enloquecian.
Todo mundo se apartaba para cederte el paso y luego cada hombre preguntaba, ¿Por qué no me hizo caso?.
Era exquisito el verte caminar, con la frente en alto, muy segura de lo que querias alcanzar.
Por último, todo lo demás de lo que ahora no me ocupo. Sus pensamientos, palabras y respuestas que magistralmente supo.
Fué un placer el escucharte opinar y con orgullo me gustaría contarte que aprendí en cada instante que con paciencia me guiaste.
Ya que no puedo hablarte deseo que cuanto escribo de ti llegue a tu corazón por intercesión de cualquier fuerza tan grande como la historia de Dante, que no se cuenta en valde.
Ciertamente fuí afortunado al estar a tu lado, aún hoy he pensado si la vida eligió bien a tu hombre anhelado.
En fin, nuestra historia terminó y sabes bien que me dolió, pero es más importante esto a continuación:
Gracias por todo recuerdo mi ángel, pues con ellos ahora puedo escribir estos versos que nacieron y crecieron por los consejos que por su puesto escuché completos.
Te deseo suerte en la vida presente y en la futura aún más para que encuentres la paz.
El amor que mereces algún día hallarás y a pesar de no ser yo al que amarás por lo menos tendré de consuelo que volverás a sonreir como aquél día en el que te vi venir.