¿Qué tiene mi niño que ya no sonríe?
La sonrisa fresca, como mar en calma,
Se fue de su cara, de leche y de miel.
La mueca traviesa, que alegra a las almas
Por qué se ha quedado tieso como estaca
Sentado en el pasto, detrás de la casa,
Mirada perdida en la lontananza
Donde la dicha, no vive…solo descansa
Dicen que se ha enamorado, de la niña rubia,
de la casa grande, hija del patrón
¡Cascabel del viento! ¡Canto de la lluvia!
¡Si usted tiene doce y ella dieciséis!
Corra como siempre, detrás de los pájaros,
Trepando a los árboles, para espiar el nido,
Buscando al polluelo, quizá malherido
Que por travieso se haya caído.
Remonte con risa, aquel barrilete,
Que en el verano, el abuelo le hizo
Invada el parque donde están las moras
Que pintan sus labios color zarzamora
El alazán espera, allá en el potrero,
Para que lo monte, con ritmo certero
Esquivando piedras, trote en la llanura,
Internando el alma en la espesura
Los peces del río, lo están aguardando
Porque lo conocen y quieren jugar
Usted hunde el anzuelo, quizá para nada
Porque ellos escapan, a la hondonada
¡Pero si es muy joven para enamorarse!
En su cara buena, no encaja la pena.
Ya vendrán los días cuando sea mozo
Y el alma le roben, pero sin acoso
Entonces sabrá, lo que es el amor
Paseando senderos verdes y floridos
Buscando la rosa que le quite el sueño
Esperando el beso, porque es el dueño
Seque esa lágrima, que moja su cara
De miel y de leche, mi niño precioso,
Deje ese llanto, se lo pido yo,
¡Que le di la vida y lo quiero tanto!