No debí dejarte partir,
esa noche, debí correr y abrazarte,
y no dejarte avanzar,
esa noche, al caminar,
debí volver a mirarte,
quizá hubiéramos cruzado
nuestras miradas,
y al sentir nuestro amor,
al ver nuestras lágrimas,
nuestros cuerpos nuevamente
hubieran gritado juntos,
con un abrazo entrelazado
y en silencio, el grito del amor hubiera hablado,
y estarías conmigo,
amándome… hasta hoy.
Pero no, no fue así,
No volví mis ojos hacia ti,
No corrí a abrazarte para detenerte,
No lo hice… quizá no te amaba tanto…