Nada puede detener
Al huracán del amor
Ni al sollozo de la flor
Por tanto resplandecer.
Para ti, bella mujer,
Canta alegre el ruiseñor.
Y desde el cielo el Señor
Te brinda el atardecer
Para anunciarte la noche
Con la luna y las estrellas
Brillando en el firmamento.
Hay de silencio derroche
En la penumbra con huellas
Del amor que por ti siento.