Un día caminaba por el mar
conversando con el sol,
y sin darme cuenta al tropezar,
me encontré con el amor;
el amor me pregunto mi nombre
y yo con dulzura se lo dije,
mientras el me acariciaba el rostro;
en eso se fue el sol y me quede sola con el amor,
y el amor cogió mis manos y luego me abrazo,
susurrándome palabras amorosas;
el amor me decía quiéreme,
el amor me decía ámame,
y arrodillado ante mí
de un tal Neruda me hablaba;
y yo que pensaba
que al amor nunca encontraría,
mírame ahora
teniéndolo por compañía.