Bajo la sombra de un nogal
yace enmarcado el tiempo,
sobre la libertad el viento
vacila deliberado al umbral.
Mi palabra que se explicita
por su medio me injuria,
toma la forma de una daga
y hiere a mi conciencia.
Una gélida ráfaga de lucidez,
la noche es mediodía,
y tiembla la anarquía
que lleva consigo la calidez.
La nube que estalla en llanto
en un mar de dudas,
ya quizás no de más
nada desahoga su quebranto.
Se renueva el firmamento,
con aires de esperanza
encuentra su confianza,
ríe, más no hay tormento.