He sido arrancado de mis tierras,
conquistado para ver tus orillas,
y todas tus fronteras idolatras,
desde un trapecio de miradas sujetas,
hasta un beso aquel que disparas.
No lo busque, ni quise descubrir,
como es un alma conquistada,
pero fui invadido, como una propiedad hacía,
sus dueños, sembrando y alojando,
tus labios no detenidos.
No intente huir, o irme a la guerra,
solo fui una inocente tierra apoderada,
en donde los arboles salen de su virginidad,
y en donde tu beso de los días tienen igual importancia.
No hubo resistencia, ni un intento de que a su vez,
te fueras sin cruzar mi trayectoria.
Solo quise ser escogido, con mis miles de túnicas,
en mis inviernos de verdes gastados.
Solo quise ser conquistado.
Humberto Velásquez Jiménez
3/22/2014
7:03 p.m.