Eres mi dolencia y mi cura,
la causa de mi locura
y la razón de mi razón,
la sinrazón de una canción
y la verdad de un poema;
como brote, capullo, fuente
y vertiente de mi alma,
son la dulzura de tu inquietante calma
y el huracán de tu pasión,
que desacaradamente exitan a mi pluma,
a dibujar tu figura detalladamente
en cada estrófa de mis sensuales versos,
que como recien conversos
te buscan siempre con devoción.
Y así como a la mar la espuma,
invades cada rincón de mi pluma
y cada flor que esta da a luz,
más frecuente que sensación ninguna,
en mis versos siempre,...siempre tú.