Tus brazos me hicieron tuyo,
insigne sentimiento mutuo
que nace de mi piel, y muere
en lo más hondo de mi ser.
Tus labios me hicieron tuyo,
grandiosa paradója universal
pues no tocaron los míos
para sentir mis labios besar.
Tus ojos me hicieron tuyo
cual mirada hecha al mar,
como abrazo dado al cielo,
como siempre quise amar.
Toda tu me hiciste tuyo
y todo yo te hice mía,
aunque el sueño entró
pronto en su agonía.
Murió el sueño en mi rostro
y cerraste sutilmente los ojos
abriste despacio tus brazos
y yo desperté, hecho pedazos.