El nada

Lazos irremediables

Y qué. ¿Cómo me podría excusar?

Si fue más fuerte el miedo y la fa-

talidad. No pude interponerme en

sus designios, y ahora, en esta no-

che sin luna, la culpa me carcome.

 

No, lo inefable no es del todo inefa-

ble. Pues el no definir el problema

fue la causa de todo, y la confusión

resultante la llegada del fracaso.

 

¿Cómo decir, que el azar estuvo en

mi contra? ¿Cómo echarle la culpa

a alguien que no sea yo? La flaque-

za de mi espíritu se tradujo en tra-

gedia y la razón me acobardó.

 

El cielo se burla de mi herida y su

Oscuridad me la revuelve. Las

estrellas huyen de mí y su ausencia

me molesta.

 

Mas la ausencia de mí, es algo

imperdonable, y no lo haré aunque

pasen los años, aunque los ojos se

sequen, aunque la carne se pudra, y

aunque los huesos polvo se volvie-

sen.

 

No. La ausencia de mí, no se perdo-

na, no se perdona. La búsqueda cons-

tante del ser y su complemento es

irritante, inservible. El compromiso

no hace más que parir lazos por donde

va.

 

Pero, ¿cómo decir, que esas cosas no

dieron felicidad? Enfermedad y cura,

el compromiso es. ¿Qué queda sino

luchar, lucha y luchar? Parte inherente

del hombre es formar lazos, ¿qué sentido

tiene ser hombre si no se hace?

 

Es un circulo, un vortice, un remolino

que me lleva de la frustración a la gloria,

de la agonía al punto culminante de la vi-

da. Recuerdos fulminantes cruzan mi

mente y me dejan, con su brillo, ciego.

 

La luna brilla esta noche, me levanta y me

acuna. Pobre luna, siempre sola. Se va y

vuelve, me arrastra. Arrastra el ser la esen-

cia y con eso, se condena. Pues la esencia

es lazo,y el lazo roto es su perdida.

 

No, lo inefable no es del todo inefable...