Hace sensible el clima de los días: mañanas puras, tardes tibias, noches de refugio. Todo lo genera. Adjunto mi sonrisa, me entrego a la empatía para responder a su alerta calidez. Rejuvenecemos uniones en cada mirada cómplice. Y así transcurre el día, de ese modo vivenciamos la semana y de esta grata manera se suceden los meses. Cada aniversario es una oda al compromiso, al sentimiento legítimo… Insertado en mi vida desde siempre, cada mañana lo admiro, durmiendo con la paz que lo define, destilando sueños dorados que luego los comparte. Y en cada uno de ellos estoy, surjo y florezco.