En un cerrar de mis ojos
vi que me dabas un beso,
que se fueron los enojos,
que flores tenia el cerezo.
Que tocabas la guitarra,
que me escribías un verso,
que el colibrí con sus alas,
movía todo el universo.
Vi como caían las hojas,
de un árbol viejo y cansado,
y entonces me di cuenta
que el otoño había llegado.
Al abrir los ojos vi
que yo estaba equivocado,
que esas cosas sucedieron
que no las había soñado.
Ramón Oviedo
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