ocsirnaf

Tu sombra y la mía


A veces... cuando la noche me cierra sus puertas a la luz divina.
la cigarra me canta antes de su muerte entre maleza y espinas.


No fluye la vida de lo que aún habiendo nacido ni siquiera respira.
Mis pasos se funden en el bosque en busca de tu sombra y la mía.


Y es esa pequeña florecilla nocturna y fría la que se me queda mirando,
la que me dibuja el paisaje mientras piso sus hojas y lo sigo andando.


Sabes que te hecho de menos florecilla aunque jamás mi orgullo te lo diga.
Que al desandar lo andado siempre miro al cielo para que Dios te bendiga.


Aquí es como si llorara la soledad del otoño y el frío se me infiltrara en la tez.
El aire emite sonidos como dulce instrumento en un concierto de Aranjuez.


Es agradable soñar que se hace camino mientras la brisa te despeina el pelo.
Imagino que estaras dormida en un hermoso reino entre las sabanas del cielo.


Empieza a llover en el cristal de mis ojos cuando te paseas por mi mente,
y es en ese mi pesar cuando me doy cuenta que de mi vida podría perderte.


Se pierde el amor a veces, por querer amor... sin haber regalado un verano,
y se te muere quien en invierno te rogaba calor y las caricias de tus manos.


Bajo este glorioso manto de estrellas azules
que se prenden en el cielo de la esperanza,
emanan como espesa resina de los abedules
mis mejores poemas de amor y de añoranza.


Aunque a veces... a la noche nos la vistan de ópalo oscuro
como a un ciego que aún mirando jamás pudo ver nada.
Como a ese bosque... donde ni siquiera le cantan las cigarras.


Y ¿qué es de aquella vida?...
que aún habiendo nacido ni siquiera respira.
Y ¿qué sera de mi vida?
si al quererte se tropieza tu sombra con la mía.