Dorian Gray cerró los ojos;
sintió el espanto de saberse joven
pese a su larga edad
y se arrepintió de aquel deseo.
Insensato!;
con el arrepentimiento se cargó de culpas
y unas arañas casi transparentes
tejieron una seda
que le cubrió los ojos
y ya no pudo ver la verdad.
Nunca había sido joven;
y ahora todo lo que quedaba de él;
era un cadáver.
Jorge Leonardo Torrez
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