Antes, mucho antes,
que fueras concebida;
yo sabía que venías.
Antes, mucho antes,
que nacieras;
yo sabía que eras mujer.
Guardé como tesoro escondido,
un baúl de caricias
y contuve, durante años,
la sonrisa del triunfo.
Un 30 de noviembre,
con brisas de primavera
en 1984 la espera:
se hizo realidad.
Y tu fuiste soplo de mi vida,
carne de mi carne,
amor de mi amor.
Solté, al viento,
la sonrisa hecha risa
y abrí el baúl de las caracias:
¡ Guardado sólo para TÍ !