Hoy cambio de cama, mi primer día,
apenas me acomodo, es media noche,
también ya comienza el tiempo de calor,
todavía descansa el abanico.
Está a la mano, frente a mi lo tengo,
más de veinte meses, duermo en el suelo,
desde entonces, misión, cuidar la nieta,
pequeño espacio, no admite otra cama.
Temperatura alta, moscos, desvelos,
tres pruebas para aceptar más la vida,
parece que a ella, pronto se la llevan,
tan solo el piso, para recostarme.
Ahora, gracias al ángel de la guardia,
con este regalo que lo disfruto,
por lo menos en las horas del sueño,
podré dormirme, mucho más temprano.
Pequeña, manejable, y remover,
cuando llegue el inquilino, me cambio,
de lugar, con una mayor facilidad,
mullida colchoneta sobre el tambor.
Más suave que la rigidez del suelo,
soñaré, con quien me ofreció el presente,
vendrán a la memoria, varias veces,
un colchón que compartimos en el ayer.
Cuarto y calor o aire acondicionado,
hubo con menor o mayor comodidad,
amor, a veces dulce, otras amargo,
bostezo, más de la una de la mañana.
Apago la luz, que me queda cerca,
una chamarra de almohada y cobija,
hoy no tapo la base de la puerta,
el catre tiembla, no estoy acostumbrado.
Buenas noches, cuento como la paso,
de pronto, una almohada con flores rosas,
montón de gatitos sobre la cama,
relajado, el insomnio me acompaña.
EL POETA DEL AMOR. 25-03-14.
CABO SAN LUCAS, BCS. MÉXICO