roosevelt007

olí,escuche, ví y entendí

Negro cascaron

 

Percibí un eco distante.

Entre los sin fines del abismo espectral donde existen las olas de un alta mar de esplendidas perlas y esmeraldas, donde el cielo es verde claro en vez de azul. Donde la noche tenebrosa estallida de sadisticos recuerdos no es…

En una morada donde las hermosísimas ninfas de fisonomía incomparadas por terrícolas, se desplazan por las gigantescas piedras de diamante con finísima gracia y agilidad de zorro.

Entre un mundo fantasmal en el cual los duendes de clámides verdes y gorros puntiagudos, coexisten pacíficamente con los ogros del bosque encantado.

Sonó.

Nuevamente resonó  el eco, esta vez más fuerte aun.

Cada vehemente retumbe desmaterializaba poco a poco al mundo fantasioso como los fragmentos flojos de un rompecabezas.

Retumbo furiosamente contra el firmamento, el cual se rompía en angustia de su penosa destrucción.

El negro éter se desprendía al ritmo del estruendo.

 

¡Al fin!

Abrí las ventanas de mis sentidos más predilectos.

Mis ojos

Mis fósiles nasales

Mis oídos

Mi tacto

…Mi mente, el juicio y la ciencia.

 

La criatura agrieto al cascaron

Separo al tenaz caparazón

Sepulto en las soberbias arenas de la razón

La ignorancia clandestina de su corazón.

 

Después de dieciséis largas primaveras, al fin rompí el huevo negro del desconocimiento.

Ah…

El destello sin fin del sol soberano se adentro y me administro la deliciosa clarividencia.

 

Y vi.

Vi con discernimiento a la santísima iglesia.

Llena de excavadores de gloria y poder. 

De hipócritas y egoístas que escarban los buenos ojos del pastor.

¡Alabado sea!

¡Exaltado el rey altísimo!

Gritan los “Hermanos” con gran entusiasmo.

Danzan Y danzan como Chiflados y maniáticos.

Se revuelcan como la culebra salvaje domada con fuerza.

Hablan confusiones con desenfreno  desvergonzado.

 

¿Y todo para que? Adentro de sus sonrisas amorosas, de sus “dios te bendiga”, de sus disparates y rituales se esconde una causa avara.

 

 

Esto vi. Esto entendí.

 

Y escuche.

Escuche los rechinos de afliccion exhalados por la muchacha de al lado.

Sus aguados ojos reflejaban el gris panorama de un dia invernal y Sus labios secos se desfragmentaban por su testadura abstinencia.

Murmurando un suspiro rasgado y arduo, broto las saladas gotas del sentir.

Desplego de en si el grito ansiado por el alma gimiente.

 

Y escuche.

Escuche los pasos apurados por encima del asfalto agrietado.

Clack,

          Clack,

                     Clack,

Este se acerco a la chica, se agacho, casi sentado,

Estirando con gran sutileza su brazo, sostuvo entre su pulgar y dedo índice la quijada de la dama,

la miro con pasión flameante,

“¿Qué te pasa?”

Le pregunto, con una leve sonrisa fingida.

 

¡Mis oídos están abiertos! ¡Entendí lo que pasaba realmente!

En los internos del espíritu de la moza, muy distante de sus expresiones exteriores su obscuro subconsciente daba un grito,

No de angustia.

Efectivamente, era un clamor tacaño y llamador de atención.

Tenía un anhelo mezquino e infernal.

Daba un alto grito de socorro sin peligro alguno.

Lagrimeaba gotas vanas desprendidas de su verdadero valor.

 

Esto escuche. Esto Entendí.

 

Y olí.

Olí las pestes salientes de las bocas de mentirosos e ignorantes.

El fogoso hedor inaguantable escupido por brutos.

¡Son plagas! Epidemias que azotan a la sociedad con tinieblas negras del desconocimiento,

Hieren a la humanidad con las flechas del analfabetismo,

la desangran con la espada doble filo de la estupidez

y obstaculizan a la lógica con el firme escudo de la insensatez.

 

¡Ay, no resisto! ¡no resisto mas!

Pues esta peste es inaguantable.

 

Esto olí. Esto entendí.

 

También aprendí.

¡Aprendí el significado y valor de la vida!

 

“Imposible…”

“¿En serio?” “¡waoh!”

 

¿Quieren que les diga?

 

“si díganos, díganos” “¡escúpalo ya!”

 

Esta bien.

El significado de la vida es…

Nada. Eso es, absolutamente nada.

 

Todos los placeres, los logros, los besos, abrazos, lamentos, quejas, tiempos felices, tesoros acumulados  y amores

Igualan a nada. Todo esto es vanidad.

 

“¿Qué?”

 

¡Si, es haci! Mis leales amigos imaginarios.

Pues todos a la misma ruta vamos,

hacia la misma meta marchamos.

Al llegar al alto pico, todos marchitamos,

 nuestro suspiro final murmuramos.

Y todos al polvo retornamos.

 

Ese es el inevitable destino camaradas.

 

“Tiene razón” “Es verdad, es verdad”

 

Pero despreocupaos mis estimados. Vos no va a pasar por esto.

 

“¿Enserio?”

 

Pues al fin y al cabo ustedes son simples constructos de mi imaginación y la muerte infame no los puede envolver.

 

“¡URRAH!”  “¡Si!” 

 

Suertudos bastardos, los envidio...