Mejor no me digas que me amas,
no te lo voy a creer,
sólo abrázame, acaricíame,
sólo bésame, escúchame.
Dejemos las palabras allá de donde son,
de muy lejos, de ninguna parte.
No te pido una eternidad a mi lado,
sólo un ratito, pequeñito como un respiro,
sólo léeme y sé testigo de mi existencia,
que yo seré de la tuya.
Sólo dejame dedicarte mis letras,
que aunque pobres, son sinceras.
Sólo amame y no me lo digas.