Donaciano Bueno

A Adolfo Suarez

Lamentablemente, hace ya varios años que tu anduviste muerto

y aunque es hoy que en silencio tu cuerpo por fin dejó de caminar,
dormir puedes en paz, los que te apreciamos mimaremos tu huerto
para que en el futuro aquello que sembraste no se vuelva a secar.

 

¡Puedo prometer y prometo! fue el grito que lanzaste en el Congreso
buscando apaciguar a los que, sin remedio, te iban a apuñalar,
son los mismos que ahora compungidos fingen llorando tu deceso
y que a los cuatro vientos, hipócritas, sus flores, no paran de lanzar.

 

Político de raza, patriota, educado, valiente, seductor,
decidido, por conducir las aguas al remanso apostaste fuerte,
¡maldita carroñera oposición y maldita sea la gente
que traicionándote osaron sin escrúpulos llevarte al paredón!

 

¡Descansa en paz, Adolfo Suarez! pincel que con tu pintar cumpliste,
que aunque aquí nos has dejado tristes tu ejemplo nos llena de emoción,
de tus consejos aprendimos que solamente gana el que resiste,
por tanto que nos diste inmerso te llevamos en nuestro corazón.