Estas son mis lindas hijas,
las que me alegran la vida.
Cuando faltó mi querida
a ellas me consagré.
De sus colores gocé
en mi amarga soledad.
Y cada día son más
que rodean mi existencia.
Con su aroma y su presencia
iluminan mi jardín.
Unidos somos al fin,
ellas y yo, una familia.
Pero son tantas mis hijas
que quedaron sin su madre.
Son las estrellas del parque,
son el tesoro de un viejo
que solo mira perplejo
tanto donaire y color.
Tanta elegancia y primor.
Tanto garbo y esbeltez.
En cada una puedo ver
belleza como en mi amada.
La que aún vive en mi alma.
La que aún siento en mi piel.
® ESCRITOR INGEL LAZARET