Los guardias están cansados, comienza a mermar la seguridad,
me siento más vulnerable sabiendo esta realidad.
No confió en en mis fuerzas, me siento atraído del mal,
el reclamo de mi debilidad.
Me aferro a tu recuerdo, a tu amar sincero, a él le reclamo suplicante: ¡sosténeme con tu furor, no me dejes por favor!
Quizás el cansancio, quizás la distancia, quizás la revolución que siento dentro.
Mucho es lo que está en juego.
Quiero que me sostenga tu amor, mi amor, el amor que siento por vos.
Gente a mi alrededor, cada uno en su pequeño mundo, mientras yo me consumo en pensamientos, sentimientos, sensaciones, emociones.
La vida es simple, quienes la complicamos somos nosotros mismos.
La paciencia todo lo alcanza, escribía otrora, la gran poeta, mística y santa: Teresa de Ávila.
Constato: la paciencia no es mi virtud....