Es el minuto insaciado por las manos,
la vieja retórica de la excusa
anillando la ruta del sellado designio.
Es el minuto sangrado entre paredes
de los ojos tristes que miraron la lucha
sobre el último verso vaciado en el vientre.
Es el minuto oscuro del corazón infame
que libertó con cadenas la mustia noche
y forjó con sepulcros el recuerdo de un alma.