La distancia… el tiempo…nada ha conseguido que me olvide de tus labios acaramelados, de aquella voz de locutor que me saludo un domingo, de tu sonrisa transparente que me desconecto del mundo, de tu mirada clara, de tus manos suaves, nada logra hacerte salir de mi mente dulce caballero…me desarmaste, con tu sutil forma de llegar a mí, con tus palabras bellas y complacencia, me dejaste sin armadura, a la intemperie, en la dura guerra del desamor, peleando contra la soledad, solo me quedan tus recuerdos, y la firme resistencia de mis tropas dispuestas a esperar, si… mi corazón, mi alma, mi cuerpo y mi mente, siguen firmes, esperando que el enojo se resista y te permita volver a mí.