Una como tú le hacía falta a mi vida
Una como tú le hacía falta a mi vida,
(que trajera su juventud a curar mis heridas);
blanca como la mañana, alegre y atrevida...
libre y sin lágrimas, (ya sobran las mías).
Con mi espada de carne rasgué tu ignorancia,
haciéndole un atajo al paraíso perdido...
tú, escondiendo fantasías en los rincones de mi nido,
yo (el más sorprendido), me volví como niño.
Una como tú, sabedora y humilde,
que transite la casa descalza y desvestida...
con una flor en los cabellos, en la boca una sonrisa,
con un poco de virgen y mucho de odalisca.
Una como tú, que consiga
que me guste la música más aturdidora,
que me tenga excitado y pasional a toda hora,
y, cuando (con mis manos lujuriosas) le provoco,
corresponda al juego ¡y como loca ría!
Para amarte sin freno (y como despedida),
una como tú ¡le hacía falta a mi vida!