Yo tengo un libro escrito,
lo guardo en la fresquera de mi mente,
allí está refrescado, muy fresquito,
aunque por dentro sólo sea muy corriente.
Está silencioso, tranquilo, calladito,
esperando que algún día un lector inteligente
desee propinarle un mordisquito
y se sienta complacido, complaciente.
¡No crean!, es pequeño, chiquitito
muy cuidado, sencillito, reluciente,
de vez en cuando yo le echo un vistacito
y el me responde con una sonrisa, sonriente.
Desconozco si es el libro más bonito
a pesar de que a mi me lo parece,
ahora les dejo. Voy a mimarle otro poquito
a su aspecto adecentar como merece.
Les prometo que es mi libro favorito
aunque pueda ser un poco inconsistente.
Cuando quieran le presento: es formalito,
muy amable, confiado, confidente.