Del cielo un ángel te vino a buscar, te costaba tanto respirar, ella se acercó y toco tu mano, despertaste y te largaste a llorar. Se acercó y al oído dijo es momento de marcharse, tú no pudiste decir nada es que en tu cuerpo ya no estabas.
Sentiste el alivio y en tu pecho, ya no había dolor, le pediste un favor al ángel y con una sonrisa te contesto, solo no te demores tanto él nos está esperando.
Apurado entraste a mi cuarto, me llamaste y yo no entendía nada, dijiste: no te preocupes por mí, ya me tengo que ir, te agradezco el esfuerzo que diste pero es mejor así, te grite que no me dejes, pero te desvaneciste, me desperté y corrí a tu cuarto , ya no respirabas más, en tu rostro una sonrisa, en mi alma una pena difícil de sanar.
LeAnDrO silencio es salud en soledad