Me gusta rodearme de ebrios,
no me juzgan ni discriminan,
siempre aceptan tomar tragos conmigo.
Una sarta de extraños compartiendo
males tristeza y decepciones.
Porque ebrio no siento tu soledad,
no siento tu ausencia.
Porque ebrio se me humedecen los ojos,
para que al otro día los sienta frescos al despertar.
Porque ebrio se me quita el mal sabor de boca,
ese que dejó tus falsos besos, tus falsas palabras,
tu falsa presencia.
Despacio daré un trago a mi cerveza,
eternamente ebrio será mi consigna.