El hombre pasa buscando,
en el prado o en el agua,
en el llano o la montaña,
en la ciudad o en el campo.
Siendo un joven o un anciano,
llevar riqueza a su casa.
Siendo el trabajo, su arma,
su más honesta herramienta.
Sin temer a su conciencia,
con el sudor en sus manos.
Su riqueza, es su trabajo,
no el producto de la estafa.
Si embargo, la calaña,
de otros que se enriquecen
esperan pacientemente
con una sutil carnada
y sin dudarlo lo engaña.
Pero nunca se arrepiente.
Admiro al que honestamente,
limpio, logra la fortuna
y no hay crítica alguna
que ensombrezca su fulgor.
Repudio de corazón
a aquel que embaucando, triunfa.
® ESCRITOR INGEL LAZARET